El capitalismo se define a menudo como el sistema económico de los últimos 300 años caracterizado por (i) mercados libres y (ii) propiedad privada de los medios de producción. Pero según McMillan, esta definición es errónea.

Los mercados existen desde hace miles de años, no es nada nuevo de los últimos 300 años. Y los medios de producción de propiedad privada también han existido desde que la humanidad comenzó a cultivar.

Entonces, ¿qué es el capitalismo? ¿Qué es lo nuevo que surgió hace unos 300 años y que caracteriza al capitalismo? La respuesta son las corporaciones. El capitalismo significó que el capital (los medios de producción) pasó de la propiedad individual de agricultores, artesanos, transportistas, etc. a la propiedad colectiva a través de grandes corporaciones.

La Corporación Comercial

Ilustración de la transformación de capital real en capital financiero realizada por The Trading Corporation.

1.  Transformación de capital. Supongamos que deseas invertir en un barco, pero sólo te puedes permitir un tercio del mismo. Sería bastante inútil cortar físicamente el barco en tres pedazos y comprar uno de ellos. Una mejor solución sería dejar que una corporación sea propietaria del barco y tu ser el dueño de un tercio de la corporación.

 2. Responsabilidades personales limitadas. Las corporaciones eran entidades legales separadas. Esto significaba que los empresarios podían pedir dinero prestado e invertir en ideas grandes y locas sin arriesgar sus finanzas personales si algo salía mal. La corporación podría sufrir el golpe y declararse en quiebra en lugar del empresario.

En 1694 se fundó el Banco de Inglaterra. Dos años más tarde, el Banco sufrió una corrida bancaria masiva.
Entonces sucedió algo único. El rey y los ricos habían invertido tanto en el banco que su quiebra amenazaba sus intereses. Así que el gobierno salvó al banco de la quiebra.

Las corporaciones bancarias respaldadas por el Estado se convirtieron en una historia de éxito sin precedentes. Gracias al patrocinio público, podrían asumir mayores riesgos que nunca y crear dinero más seguro y estable.

El capitalismo es inherentemente frágil. La banca corporativa respaldada por el Estado es un contrato fáustiano, un pacto con el diablo. Cortocircuita la transformación del capital y permite la creación de activos financieros a lo grande. Esto permitió una oferta monetaria en expansión y un alto crecimiento. Pero también elevó la inestabilidad bancaria a un nivel sistémico.

Los intentos anteriores de arreglar el capitalismo han fracasado. Hoy en día, el capital puede moverse y transformarse tan rápido que las regulaciones y el seguimiento van siempre un paso por detrás. Como afirma el departamento de investigación del Deutsches Bank, "los informes bancarios se han vuelto tan complejos que han perdido todo control y significado".

En la era digital, la transformación del capital se ha salido de control. El capitalismo está acumulando riesgos sistémicos en todas partes. Todo, desde los bancos de inversión hasta las empresas de seguros y las empresas comercializadoras de energía, deben ser rescatadas por redes de seguridad públicas para evitar el colapso económico. Sin embargo, esto sólo crea más riesgo moral y se acumulan mayores riesgos, que tarde o temprano resultarán en una enorme crisis financiera en el futuro.

¿Qué se puede hacer? Para arreglar el capitalismo, más regulación no es una opción. Como señaló Einstein: "La locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente".

stamos encantados de presentarles a Jonathan McMillan, las mentes brillantes detrás del libro El fin de la banca, que hablará sobre su nuevo libro El capitalismo y la economía de mercado.

Jonathan McMillan es un seudónimo que representa la colaboración entre dos autores excepcionales: un banquero de un importante banco internacional que ha optado por permanecer en el anonimato, y Jürg Müller, director de Avenir Suisse,  el grupo de expertos liberal más grande de Suiza.